Aquí tenéis una segunda entrega de la serie de esas fotografías que me gustan o que odio, que me enorgullecen o que me averguenzan, que me hacen reir o llorar,según el caso.
En esta ocasión os traigouna foto que está un poco en el termino medio de estos sentimientos por que la cosa tiene miga.
Está realizada en el puerto de Cadiz, en el primer viaje que realizé a esta ciudad que tanto me gusta, os la pongo y luego la comento.
Como véis, sólo me falta la jaula con las gallinas y el niño chico para parecer Alfredo Landa en aquella famosa película en la que llegaba del pueblo para enrolarse en la Marina.
Incomprensiblemente la foto está hecha con camara digital, de donde viene el misterio de la foto...¿por qué carajo no la borré?
Os puedo asgurar que el ojo del barco se cerró justo despuésde hacer la foto con tal de no verme. El caso es quehay algunas fotos más de ese mismo día y no tengo un aspecto tan pueblerino, con mis respetos a todos los pueblerinos, y tan apretao, con mis respetos a todos los apretaos.
El caso que ahí queda este documento gráfico para la historia del ridículo personal, espero que por lo menos os haga pasar un ratillo de risas.
Si alguno de ustedes tiene alguna foto por el estilo en la que no sale muy favorecid@, digamoslo así, y no le importa compartirla con tod@s los davinologuer@s, puede enviarmela y la publicaré con mucho gusto. Esto sin contar a mi apreciado amigo Antonio Fontecha que ya conocemos todos el tipo de fotografías que hace y retoca.
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