Parece ser que se ha puesto de moda en televisión poner telefilmes, también llamados miniseries, que cuenten la vida de distintos personajes famosos. Hemos podido ver ya el de Paquirri, que fue una miniserie de dos trayectorias, que diga de dos capítulos. La de la Duquesa de Alba también fue muy interesante y destacó por el amplio despliegue de medios y de profesionales que participaron detrás de las camaras, sobretodo en el apartado de peluquería.
En estos días están poniendo la de Raphael, con el niño tocapelotas de Juan y Medio haciendo de chavalito, hace unos días pudimos ver la de Alfonso de Borbón, aunque yo hubiera preferido que fuera de Bourbon con hielo fresquito.
Gran repercusión tuvieron la de Lola Flores, que bien parecía un capítulo de física y química, y la de Camarón con un actor con un nombre muy sencillito.
Y es que, por norma general, estas miniseries las hacen actores poco conocidos pero que guardan un grandísimo parecido físico con el personaje en cuestión. Por eso yo todavía tengo la esperanza de que algún día me llamen para hacer el papel protagonista en la película sobre la vida de Nacho Vidal.
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