ER MENDA

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viernes, 25 de noviembre de 2011

PURAS COINCIDENCIAS

En cierta ocasión una jovén moza se quedó en estado de buena esperanza sin haberse casado previamente y el padre de la muchacha montó en colera al pensar el porvenir que le podría esperar ahora y, sobretodo, que clase de energúmeno había abusado de su angelical criatura, carne de sus carnes.

El deshonrado progenitor le puso a su hija el imperativo de que el susodicho sinvergüenza asistiera esa misma tarde sin falta para hablar con él de hombre a hombre.

A la hora convenida observó perplejo como una limusina de gran lujo aparcaba en la puerta de su humilde morada y un chófer con una chaqueta con unos botones dorados como paelleras de grandes abría la puerta a un apuesto y elegante hombre de negocios que se personó ante el umbral y tocó al timbre.

Tras presentarse y sin apenas darle opción a hablar al padre de la chiquilla dijo:

- Se que he dejado embarazada a su hija y estoy dispuesto a asumir mi responsabilidad. Si nace un niño le voy a dejar un talón de un millón de euros y voy a poner una de mis cadenas de hoteles en el caribe a su nombre, y si es una niña, voy a dejar un talón por el mismo importe y pondré a su nombre una de mis cadenas de boutiques - a lo que añadió- ahora si se estropea.....

Y el padre en ese momento se apresuró a sentenciar emocionado:

- Si se estropea te la tiras otra vez.

Cualquier parecido de esta narración con alguna de las historias más recientes de la prensa rosa es pura coincidencia, nada más lejos de la realidad.

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