Esta mañana al vestirme se me ha venido a la cabeza un pensamiento de esos que no sabes muy bien si lo estas pensando o lo estas soñando por aquello de que tienes todavía los ojos pegados.
Ese pensamiento tiene que ver con comprar ropa, por lo que he llegado a pensar si me estaré amanerando, por que en comprar ropa sólo piensan las tías. Para más inri, cuando he podido despegar los ojos delante del espejo me había puesto una camiseta rosa, será casualidad pero esas coincidencias tan temprano asustan.
El caso es que pensaba en las ventajas e inconvenientes de comprar ropa en Carrefour, ese gran centro comercial en el que tantos veranos he pasado al fresquito cuando era el antigüo Pryca.
Una de las principales ventajas es que está bien de precio, tienes varios modelos donde elegir, no sale demasiado mala y no hay dependientes que se te hechan encima para ver si compras o no.
Inconvenientes: tu te compras una camiseta, que yo las suelo usar para ir a la playa, y se la compra hasta el tato, en una sola tarde te cruzas con varios cientos de personas, si contamos los que llevan el mismo modelo pero en otro color, que eso también pasa.
Pero lo peor no es eso, eso también te puede pasar aunque compres en la más afamada y refinada boutique, lo peor es cuando te pones una camiseta para dar un paseíto con la parienta, pasas por una obra y ves a dos albañiles con la misma camiseta que tú pero to asquerosa y llena de mezcla. O sea, la misma camiseta que te has puesto para ir más o menos arreglaito, de día entresemana en verano, se la pone uno para poner ladrillos.
Una de dos, o el albañil es muy fino o tu eres muy cutre.
Esto también te puede pasar con los jerseys, pero por lo menos si ves a un albañil con tu jersey te queda el consuelo de decir: "mira, si se lo pone un albañil es por que abriga mucho"
Así que mi consejo es, si comprais ropa en el Carrefour, no pases por una obra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario